Todo parece indicar que a partir de este 20 de mayo entraremos en la fase final de la actual crisis venezolana. Si lo que hasta ahora hemos vivido ha sido inédito (al menos para el tiempo de vida de la generación de la que formo parte), lo que está por delante parece tener una magnitud todavía mayor. Ojalá que los análisis que uno ha estado siguiendo estén equivocados. En todo caso, siento la necesidad de expresar algunos de los muchos pensamientos que caben en un momento como éste.
No tienen moral los políticos, de la IV y de la V República, que no estuvieron dispuestos a llevar la confrontación de tal manera que se evitase el altísimo costo humano y social que hemos pagado hasta ahora y que lamentablemente tendremos que seguir enfrentando hasta la culminación de la actual crisis. Otra política es necesaria.
Son hipócritas los países (con Estados Unidos a la cabeza) que se presentan como la comunidad internacional, y que se rasgan las vestiduras por la crisis venezolana pero se hacen de la vista gorda ante el fraude cometido en las elecciones de Honduras, o ante los miles de desaparecidos en México, o ante los cientos de asesinatos políticos en la Colombia del Premio Nobel de la Paz o, peor aún, ante el genocidio palestino que lleva adelante el gobierno de Israel cual si fuese un reality show. Son lobos que se disfrazan de corderos. No son amigos de ningún pueblo. Otro orden internacional es necesario.
Soy de los que piensan que hay que ir a votar este 20 de mayo. Pero es lamentable que el acto de votar (o abstenerse) termine convertido en la estrategia central. Pensándolo mejor, las estrategias llevadas adelante por los polos realmente antagónicos en la crisis venezolana se han traducido en una desmovilización cada vez mayor en los últimos años. La construcción de una sociedad alternativa está todavía enteramente por delante. Ojalá que no olvidemos esto, sea cual sea el desenlace al final de la actual crisis.
Respeto mucho la decisión de aquellos compatriotas que han optado por migrar. Sé que no ha sido una decisión fácil y que buscan lo mejor para ellos y sus familias. Ahora bien, es cuestionable la actitud asumida por gobiernos y empresas de comunicación de los países a donde han llegado. Como parte de su enfrentamiento al gobierno venezolano, han trabajado para promover un nuevo estereotipo del venezolano migrante. Están minando los caminos de integración de nuestros pueblos. Esto es cuchillo para su garganta, para usar la más decente de las expresiones populares que se me ocurre. Venezuela ha sido, por DÉCADAS, un país receptor de MILLONES de suramericanos (con los colombianos en primerísimo lugar) que se vieron en la necesidad de salir de sus países.
En esta hora y en este difícil trance de nuestro país, reivindico la coherencia y la importancia de haber nacido en esta tierra y de permanecer en ella. Y afirmo el orgullo de ser VENEZOLANO, en las buenas y en las malas.
No tienen moral los políticos, de la IV y de la V República, que no estuvieron dispuestos a llevar la confrontación de tal manera que se evitase el altísimo costo humano y social que hemos pagado hasta ahora y que lamentablemente tendremos que seguir enfrentando hasta la culminación de la actual crisis. Otra política es necesaria.
Son hipócritas los países (con Estados Unidos a la cabeza) que se presentan como la comunidad internacional, y que se rasgan las vestiduras por la crisis venezolana pero se hacen de la vista gorda ante el fraude cometido en las elecciones de Honduras, o ante los miles de desaparecidos en México, o ante los cientos de asesinatos políticos en la Colombia del Premio Nobel de la Paz o, peor aún, ante el genocidio palestino que lleva adelante el gobierno de Israel cual si fuese un reality show. Son lobos que se disfrazan de corderos. No son amigos de ningún pueblo. Otro orden internacional es necesario.
Soy de los que piensan que hay que ir a votar este 20 de mayo. Pero es lamentable que el acto de votar (o abstenerse) termine convertido en la estrategia central. Pensándolo mejor, las estrategias llevadas adelante por los polos realmente antagónicos en la crisis venezolana se han traducido en una desmovilización cada vez mayor en los últimos años. La construcción de una sociedad alternativa está todavía enteramente por delante. Ojalá que no olvidemos esto, sea cual sea el desenlace al final de la actual crisis.
Respeto mucho la decisión de aquellos compatriotas que han optado por migrar. Sé que no ha sido una decisión fácil y que buscan lo mejor para ellos y sus familias. Ahora bien, es cuestionable la actitud asumida por gobiernos y empresas de comunicación de los países a donde han llegado. Como parte de su enfrentamiento al gobierno venezolano, han trabajado para promover un nuevo estereotipo del venezolano migrante. Están minando los caminos de integración de nuestros pueblos. Esto es cuchillo para su garganta, para usar la más decente de las expresiones populares que se me ocurre. Venezuela ha sido, por DÉCADAS, un país receptor de MILLONES de suramericanos (con los colombianos en primerísimo lugar) que se vieron en la necesidad de salir de sus países.
En esta hora y en este difícil trance de nuestro país, reivindico la coherencia y la importancia de haber nacido en esta tierra y de permanecer en ella. Y afirmo el orgullo de ser VENEZOLANO, en las buenas y en las malas.